12 oct 2010

La relación entre Marlene Dietrich y Josef von Sternberg


Josef von Sternberg descubrió a Marlene Dietrich en un cabaret y poco después, en 1929, le dio su primer papel protagonista en el film Die Frau, Nach Der Man Sich Sent. En octubre de ese año, firmó el contrato y realizó las primeras pruebas para filmar la primera película sonora del cine europeo: El Ángel Azul, fascinante tragedia de un honorable profesor (Immanuel Rath, creación de Emil Jannings) que, como von Sternberg en la realidad, queda prendado por Marlene Dietrich, que interpreta a Lola-Lola, una humeante y descarada bailarina de cabaret. La inmediata fusión profesional y erótica que se produjo entre Marlene y von Sternberg marcó el trabajo de ambos durante los siguientes años. "Se comportaba como si fuera mi criada, era la primera en darse cuenta cuándo yo buscaba un lápiz y la primera en correr en busca de una silla cuando yo quería sentarme. No oponía la más ligera resistencia a mi dominio sobre su actuación", diría el director. Debido al éxito de las películas, von Stemberg la llevó a Estados Unidos e inmediatamente filmó su primera película en Hollywood, Morocco junto a Gary Cooper.



La aventura cinematográfica del tánden Marlene Dietrich – Josef von Sternberg duró 5 años (desde 1930 hasta 1935) y generó 7 películas: Der Blaue Engel (El Ángel Azul, 1930), Morocco (Marruecos, 1930), Dishonored (Fatalidad, 1931), Shangai Express (El Expreso de Shangai, 1932), Blonde Venus (La Venus Rubia, 1932), The Scarlet Empress (Capricho Imperial, 1934) y The devil is a woman (Tu Nombre es Tentación, 1935). Durante esta etapa, von Sternberg modeló, moldeó y construyó la imagen fílmica y la persona de Marlene Dietrich como un mito apócrifo. Consiguió crear un personaje que produjese deseo erótico al espectador, independientemente de la orientación sexual de éste, creó la imagen que a todos se nos viene a la mente cuando pensamos en Marlene Dietrich: la femme fatale. La imagen sexual, erótica, fetichista que le dio von Sternberg queda reflejada cuando el rostro de Dietrich es tomado por el director, enmarcado en claroscuro y fragmentado hasta quedar flotando en la oscuridad (Shanghai Express), o son sus manos las enmarcadas (mismo film) o sus piernas (Morocco, por ejemplo). 



Josef von Sternberg nunca repitió un papel para la Dietrich, no quiso encasillarla en ningún personaje. Lo único que sí dejó cristalizado en todos ellos fue su imagen: un mito construido por él mismo. Mientras duró este idílico dúo, el director creó esa imagen de Marlene Dietrich a base de primeros planos estilizados y difuminando esos planos a base de velos o nieblas. Destaca que von Sternberg siempre retrata a la actriz en pose, nunca en forma realista.

La consagración del personaje creado por von Sternberg se puede ver reflejada en la película The devil is a woman: perversión femenina, erotismo exacerbado, diálogos crudos y crueles e intromisión en las vidas de unos personajes enajenados por la belleza o por el poder de seducción de la mujer, diablo para la sociedad, destino fatal para los hombres, dispuestos a arruinarse por conseguir sus encarecidos favores.



El personaje de Marlene Dietrich fue creado por von Sternberg hasta tal punto que el mismo director relataba en sus memorias refiriéndose a la actriz como: “la mujer que ven allí era un robot. Tenía los cinco sentidos controlados por mí”.

La relación profesional y sentimental (oscura y sadomasoquista según muchos) de von Sternberg y la actriz llegó alrededor de 1935 a su fin. La carrera del director ya no sería la misma a partir de entonces y después de muchos films olvidables y unos pocos que sí despuntan (El embrujo de Shangai, de 1942), acabó dando clases de estética del cine en Los Ángeles.